Indice.
 
Amir Thaleb Life.
 

Amir Thaleb Life.com

Recuerdo bien que, en medio de todo este cadavérico estado en el que me encontraba, tuve que viajar a Italia para cumplir con un contrato. La persona que me esperaba en el aeropuerto me dijo: “¡Ay, por Dios! Yo esperaba al maestro y encontré un cadáver”. Pesaba apenas unos 50 kilos, era piel y hueso, con unas ojeras por el piso y una tristeza de esas imposibles de tapar con maquillaje, indisimulable.

En una de esas tardes en Génova, después de haber vuelto de dar uno de mis seminarios, llegué al hotel y, como tenía hambre, me fui a tomar un café. Me manejé caminando en el radio del hotel que yo conocía bien, pero algo ocurrió porque cuando quise regresar, no supe por dónde hacerlo. Di vueltas y vueltas y no sabía llegar y, a mis cuarenta años, me puse a llorar en medio de la calle como un crío de tres años, me sentí tan perdido, tan espantosamente indefenso que hubiese deseado la muerte en aquel instante. Me decía a mí mismo: “Debo tranquilizarme, debo tranquilizarme”. Cuando logré hacerlo, descubrí que estaba a media cuadra del hotel y no me había dado cuenta.

Entré a mi cuarto y me puse analizar qué tan fácil uno puede perder el camino en la vida, qué fácil uno puede perder la brújula de su destino, de sus sentimientos. Y también me puse a

Cumpleaños número cuarenta

analizar la capacidad de tirar de las riendas bien fuerte, sin perder el sentido de orientación que nos empuja hacia nuestra evolución como seres adultos y responsables de nosotros mismos. Ese día me prometí no volver a soltar mis riendas ni a dejarme arrastrar aceptando todo aquello de lo que, en verdad, no soy consciente y menos, de lo que no estoy convencido.

Y partir de ese momento, muy poco a poco, comencé a emerger una vez más en mi vida…

Estuve un largo tiempo perdido y deprimido. Me duró muchos meses este estado, pero dando de a un cuarto de pasito, adelanté poco a poco. Lo mejor de todo fue descubrir cuánto enriquecimiento interior esto me había dejado. Fue duro, pero valió la pena.

Con el correr del tiempo, fue imposible no preguntarme qué diablos me había ocurrido. Y las respuestas fueron muchas:
• Como dije antes, no tenemos un manual que nos enseñe a amar. Por esto creemos equivocadamente que debemos empeñar todo nuestro ser para ser amados, que debemos darlo todo, incluso los sentimientos más íntimos, los pensamientos y hasta la personalidad misma, dejando que el otro se adueñe de todo nuestra existencia y haga lo que quiera con esta, por miedo

 

- Página 319 -

                                    
 
 
DC Web - Servicios de Internet para Amir Thaleb Life.com

Amir Thaleb Life.com - Mi vida en la Web.
Ninguna parte de Amir Thaleb Life.com incluyendo diseño de portada y textos,
puede ser reproducida o almacenada total o parcialmente por ningún medio.
Todos los derechos pertenecen exclusivamente al señor Amir Thaleb.

©2006.06.07 - Sitio desarrollado, alojado y actualizado por DC Web - Servicios de Internet - www.dcweb.com.ar / webmaster@dcweb.com.ar

ATL200608010024