| Amir Thaleb Life.com | como un Primer Ministro. Quería organizar una presentación de mi compañía, para mí todo lo que escuchaba era un sueño… Un sueño que se desvaneció cuando llegó la sub-directora del Opera House y le dijo: —Tienes idea de todo lo que va a decir la prensa por presentar Danza Oriental en el Opera. Ahí comprendí la mentalidad de la elite egipcia, el desprecio por lo propio y lo discriminatoria que es frente a esta expresión. Ese comentario, sumado a la falta de apoyo económico por parte de la Embajada Argentina en Egipto, desmoralizó un poco al director.
No obstante, para mí había sido lo máximo, había recibido los elogios y la aprobación de las personas más claves del arte en Egipto. ¡Qué dudas podía tener! El broche de oro lo recibí cuando me invitaron a presentar un show en el Hotel Palace de Alejandría. Puros músicos egipcios y puro público ciento por ciento egipcio, era la mejor prueba de fuego en mi danza. | | Fue increíble ver al público gritar como loco, llenarme de aplausos y de dinero el escenario; la atención estupefacta de los músicos y poder dominarlos con tan solo una mirada y obtener de cada |
|
| Egipto... Un antes y un después en mi danza. | uno de ellos la música que más deseaba. Recuerdo un señor del público que me gritó: —Kizab —que significa “mentiroso, tú no eres argentino, eres egipcio de pura sepa”. | A partir de allí, me importó un verdadero rábano los comentarios de los ortodoxos y pensé: “Mi Danza no se cuestiona más, de ninguna manera”. Estaba siendo aprobado y aplaudido en la | | Cuna de la Danza Oriental. ¿Qué más? Nada más. Ya no había nada que discutir… |
| Egipto con su música, su arte faraónico, sus grandes shows, su cultura tan particular me había cautivado en todo, y también me sirvió para reencontrar mi occidentalidad. Toda una | educación tan arabizada me había dejado un poco confuso: ¿Qué era yo? Un árabe viviendo en Argentina o qué diablos. |
|
| |