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Amir Thaleb Life.com |
Terminé mi trabajo en Misiones y decidí irme, vía Foz do Iguazú, hasta Asunción
del Paraguay. Antes de partir, experimenté lo increíble que somos los seres
humanos y la capacidad enorme que tenemos de salir adelante en momentos
críticos, pero también de boicotearnos con toda la furia cuando nos invaden los
miedos. Me agarró una depresión y un autoconvencimiento de que debía volverme a
mi casa de no creer. Empecé a extrañar todo, cada cosita, en fin, agradezco que
una amiga tuvo la percepción para darse cuenta lo que me ocurría y sus palabras
me alentaron en todo momento.
Recuerdo que me dijo: "Amir, si te volvés, quizás
te pese largo tiempo la frustración y no te la banques. Lo peor, es que quizás no
vuelvas a intentarlo nunca más. Seguí el camino, que llegado el caso siempre
sabes que a tu hogar podés volver cuando quieras".
Algo muy parecido me dijo mi
madre cuando me fui. Y luego de llorar un poco y meditarlo con la almohada
decidí seguir mi camino. |
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Vs. Conservadores, retrógradas y otras
yerbas. |
Cuántas veces dejamos oportunidades de lado por no atrevernos. Amores sin
consumar, laburos... Tantas cosas que deseamos hacer y por los miedos, por no
atrevernos, ahí van quedando... Llenándonos de frustraciones, que luego se
convierten en broncas inmensas y después en dolor, tristeza y resentimiento. No todo lo que brilla es oro, es verdad.
Ni todo lo que se nos ocurre es
brillante idea, también es verdad. Pero todos poseemos cierto sexto sentido, una
intuición, una vocecita que habla muy bajito, eso también es verdad, es real y
tan verdadero. A eso sí hay que hacerle caso y atreverse, aunque se dude en
principio.
Mas allá de esas más que oportunas palabras que me regalara mi amiga, yo
sabía muy dentro de mí, que debía seguir ese camino. Que si volvía, sino no era hoy,
sería mañana nuevamente. Sabía que iba a volver a intentarlo, una y otra vez. Siempre ha sido mi naturaleza, y si no lo era, por lo menos así hice que fuera.
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