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Amir Thaleb Life.com |
Agradecido soy a Dios y a mis padres, que me regalaron una estructura interna lo
suficientemente fuerte como para NO sentir intriga por esas cosas o desear
experimentarlas. Y también, la suerte de que nadie tampoco me indujera a
probar la droga o a meterme en algún callejón sin salida. Tenía claro que lo
que me gustaba en sí era el baile. Me encantaba la noche, pero no como medio de
locura en la vida. Simplemente la noche me parece inspiradora, armónica y
soñadora, no en absoluto para evacuar mis miserias, a través de cosas que, bien
sabemos, nunca llevaron a nadie a un final positivo en su vida. Y eso pude
intuirlo desde muy chico. Creo que las cosas están o no dentro de uno, hay
predisposición natural para cada cosa.
Trabajaba todos los fines de semana. Cuando no tenía fiestas bailaba en un
restaurante árabe y en otro griego. Hacía doblete y a veces, inclusive, iba a las
fiestas también. Mi situación económica mejoró muchísimo. Ya podía darme ciertos
gustos, no muchos, pero podía salir a tomar un café con mis amigos, podía ir al
cine y costearme además, mis estudios de Danza Clásica, clases con los mejores
maestros a las que asistía durante la semana en forma seria y rigurosa. |
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Vs. Conservadores, retrógradas y otras
yerbas. |
No obstante así, no me sentía en una completa felicidad. Tenía trabajo, pero no
tenía un gran campo, no tenía espacio para poder desarrollarme ampliamente. Se
vivía al día y era muy difícil proyectar un futuro próspero. Al igual que todos los artistas jóvenes de la época,
comencé a girar la mirada hacia
el extranjero. Era el eslogan popular de la época: "Si quieres triunfar vete, si
quieres hacer dinero, vete. Si quieres esto o aquello vete, aquí no hay salida,
este país no cambia, aquí serás siempre uno más. Sálvate y vete, vete, VETE."
Aprovechando un contrato que tuve en la ciudad de El Dorado, Provincia de Misiones, me fui
unos días a ver un poquito más allá de la frontera. Me fui a Puerto Strossner
(Paraguay) y Foz do Iguazú (Brasil). Me contacté con algunos gerentes de hoteles
que estaban buscando shows, pero a mí no me servían, ya que para más que uno o dos
fines de semana no había. Y me volví a Buenos Aires. Al poco tiempo,
vuelven a contratarme de El Dorado y me quedé allí por un mes. Pero fui muy
decidido a experimentar más allá de la frontera, ya que podía costearme
relativamente buenos hoteles, no privarme de comer bien y viajar en avión o en
autobús de lujo. Ummm... Menos mal que no fue largo el camino sino en ese tren no
iba a durar mucho. |
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